"Querida Edith: No sé si se acuerda todavía del largo, flaco, feo y aburrido compañero que usted aceptó para pasear muchas veces por París, para ir a escuchar Bach a la Sala del Conservatorio, para ver un eclipse de luna en el parvis de Notre Dame, para botar al Sena un barquito de papel, para prestarle un pulóver verde (que todavía guarda su perfume, aunque los sentidos no lo perciban).
Yo soy otra vez ése, el hombre que le dijo, al despedirse de usted delante del Flore, que volvería a París en dos anos. Voy a volver antes, estaré allí en noviembre. ( ... ) Pienso en el gusto de volverla a encontrar, y al mismo tiempo tengo un poco de miedo de que usted esté ya muy cambiada, ( ... ) de que no le divierta la posibilidad de verme. ( ... ) Por eso le pido desde ahora y se lo pido por escrito porque me es más fácil ( ... ) que si usted está ya en un orden satisfactorio de cosas, si no necesita este pedazo de pasado que soy yo, me lo diga sin rodeos. ( ... ) Sería mucho peor disimular un aburrimiento. ( ... ) Me gustaría que siga siendo brusca, complicada, irónica, entusiasta, y que un día yo pueda prestarle otro pullover."
lunes, 21 de diciembre de 2009
viernes, 18 de diciembre de 2009
Arroz con pickles
Vos mirándome dormir. Yo haciéndome la dormida. Coca ya tibia en la mesa de luz (era lo único que no podía faltar). Pasaron unos minutos, te fuiste. Me levante y fui a la cocina, todo estaba en silencio y la puerta de la habitación de tus padres abierta como siempre, y yo la cerré, también como siempre. Te pregunte que hacías (ya sabia, la bic azul y el block te delataban) y me contestaste que escribías, que quizás esa noche te saliera uno de amor. Tantos poemas de guerra no cuadraban con la situación, pero eran los que planeabas juntar en un libro para fines de ese año.
Abrí la heladera y saque arroz con pickles (que estuviera eso ahí indicaba que el verano había empezado), saque Coca fria y te reté por que era el noveno cigarrillo apagado en el cenicero. Me juraste que no eran todos tuyos, te creí.
Esa noche te miré y vi a alguien que merecía todo, mi amor, mi admiración, mi locura. Vos no lo notaste pero te besé en la frente y se me cayó una lágrima. Vos me mirabas con una adoración que nunca vi y todavía no se por que
Solo se que ya no es verano, que la guerra no termina, y que hoy, por ahí hoy, te sale un soneto de amor.
Abrí la heladera y saque arroz con pickles (que estuviera eso ahí indicaba que el verano había empezado), saque Coca fria y te reté por que era el noveno cigarrillo apagado en el cenicero. Me juraste que no eran todos tuyos, te creí.
Esa noche te miré y vi a alguien que merecía todo, mi amor, mi admiración, mi locura. Vos no lo notaste pero te besé en la frente y se me cayó una lágrima. Vos me mirabas con una adoración que nunca vi y todavía no se por que
Solo se que ya no es verano, que la guerra no termina, y que hoy, por ahí hoy, te sale un soneto de amor.
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